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miércoles, 25 de abril de 2018

La física de los Manglares y su importancia para protección de costas

La física de los Manglares y su importancia para protección de costas



Los Manglares son zonas de inundación costeras que se caracterízan por cierto tipo de vegetación leñosa con grandes raíces que sobresalen sobre el agua cuando la marea es baja.
Costa Rica disfruta de tener los manglares Térraba Sierpe, declarados Humedal de Importancia Internacional según la convención RAMSAR, y según algunas publicaciones los humedales más grandes del mundo. Más información en: https://areasyparques.com/areasprotegidas/humedal-nacional-terraba-sierpe/ 

Por mucho tiempo fueron considerados pantanos, suampos o zonas inservibles e inútiles debido al desconocimiento del importantísimo paperl que cumplen en el mantenimiento de los ecosistemas, por eso con mucha frecuencia fueron talados, rellenados o eliminados para dar paso a zonas habitacionales o de turismo.
Hoy día se les reconoce como importantes desde muchas perspectivas, por ejemplo:
1) Son refugio a innumerable cantidad de especies marinas.

2) Son verdaderos criaderos de especies.


3) Son protección mecánica de las costas.
Y es en éste tercer punto donde desde una perspectiva física nos centraremos.
Sabemos que existen ondas mecánicas longitudinales y transversales.
Pues en el caso de las ondas de agua, éstas son ondas transversales porque: En las ondas transversales, el desplazamiento del medio es perpendicular a la dirección de propagación de la onda. Una ola en un estanque y una onda en una cuerda son ondas transversales que se visualizan facilmente.

Ok, observemos el efecto de los manglares en las costas con este simple experimento:



Como se puede observar los manglares disipan la energía mecánica que es transportada por las ondas.
Esta energía es capaz de romper rocas en las costas y por eso es importante pensar en el diseño de los diques, diseños que disipen energía.

El hombre sabe que es necesario defenderse contra el embate de las olas, principalmente en las costas, por eso, para proteger las construcciones y las orillas de la erosión causada por el oleaje, el hombre ha diseñado diferentes tipos de rompeolas, seguidamente se presentan dos.

Diseño a)


Diseño b)




¿Cuál de estos dos diseños ve usted más útil y por qué?


Finalmente, ¿por qué es aún más eficiente un manglar que cualquiera de esos dos modelos de rompeolas?

Un abordage numerico de este tema puede ser encontrado aquí: http://www.ingenieriadelagua.com/2004/download/2-3%5Carticle3.pdf

lunes, 2 de abril de 2018

BALA DISTAPARA HACIA ARRIBA 90º ¿A QUE VELOCIDAD CAE?

La información siguiente es copia textual de:
http://kilermt.com/bala-distapara-hacia-arriba-90o-a-que-velocidad-cae/

Me pareció tan buena que decidí copiarlo ya que muchas veces uno busca este tipo de referencias y han sido movidas, eliminadas, etc.



Oye, una bala disparada en vertical. 
Llegará hasta arriba y comenzará a bajar.
¿A qué velocidad llegará al suelo?
Mirando por Google, resulta que el calibre de bala más común es el .22, lo que significa que la cabeza de la bala mide 0.22 pulgadas de diámetro, o 5.6  milímetros. Estas balas, además, miden 9.8 milímetros de largo y pesan 3 gramos.
Ante nada, veamos la estructura de una bala.
Las medidas que hemos dado corresponden a la punta de la bala, sin contar el casquillo ni el peso de la pólvora, ya que queremos ver qué pasa con el proyectil. Lo que pase con el resto no nos interesa.
Supongamos que salimos pistola en mano al patio un día en el que no hay la más mínima brisa de aire. Supondremos, también, que tenemos un pulso imperturbable, que somos capaces de disparar balas perfectamente perpendiculares al suelo y que nadie llama a la policía.
Teniendo en cuenta las características del calibre .22 para rifles largos, sabemos que la pólvora que contiene el casquillo es capaz de propulsar la bala a 330 m/s al salir del cañón. Disparada hacia arriba, la bala irá perdiendo velocidad a medida que asciende, ya que la atracción gravitatoria de la Tierra la ralentizará a un ritmo de 9.8 m/s cada segundo. Usando las ecuaciones de tiro parabólico, podemos calcular que la bala va a perder toda su velocidad al alcanzar los 5.550 metros de altura. Llegada a ese punto, volverá a caer hacia el suelo.
Y ahora viene el quid de la cuestión. ¿Qué velocidad alcanzará la bala, cayendo desde 5.550 metros?
A primera vista, parecería que estaríamos condenados a ser atravesados de arriba a abajo por una trozo de plomo que no ha dejado de acelerar durante 5 kilómetros y medio, a menos que empezáramos a correr en círculos con las manos sobre la cabeza.
Pero, en ese caso, no estaríamos teniendo en cuenta el concepto de velocidad terminal.
Cuando un objeto cae de una altura cualquiera, el aire empieza a chocar contra él. Cuanto más rápido se mueva el objeto, más rozamiento se producirá, hasta llegar al punto en que la fuerza de rozamiento contra el aire sea igual a la fuerza con la que el objeto cae. Es entonces cuando el sistema objeto-gravedad-aire llega al equilibrio: pese a que la gravedad terrestre intenta acelerar aún más el objeto, el rozamiento contra el aire es tan grande que no lo permite.
Dependiendo de la masa del objeto, su área y forma, esta velocidad máxima, llamada también velocidad terminal, será menor o mayor. Los seres humanos, por ejemplo, pueden caer a 195 km/h.  Por eso tanto da caer de 150 metros de altura que de 10.000. En los dos casos, el impacto contra el suelo se produce a la misma velocidad.
Calcularemos la velocidad terminal de la bala. Con un peso de 3 gramos, teniendo un área de unos 290 milímetros cuadrados (he asumido que la bala tiene forma cilíndrica para calcularla), un coeficiente de rozamiento de 0.295 y tomando la densidad del aire en condiciones normales, 1.4 kilogramos por metro cúbico, obtenemos una velocidad terminal de 22.17 m/s, unos 80 kilómetros por hora.
Además, tan sólo tardará 2.2 segundos en alcanzar esa velocidad, que equivalen a unos 25 metros de caída. Eso significa que durante los siguientes 4.975 metros, la bala no acelerará un sólo metro por segundo más y caerá al suelo a esa velocidad.
Un objeto de 3 gramos cayéndote sobre la cabeza a poco menos de 80 km/h no parece motivo suficiente como para empezar a correr como una nenaza asustada, lo que es bastante decepcionante.
Pero cada año muere gente a causa de balas caídas del cielo. Entre 1985 y 1992, en el hospital King/Drew Medical Center de Los Ángeles, se registraron 118 heridos por balas que habían caído del cielo, 38 de los cuales murieron.
En el mismo informe, explica que la velocidad mínima estimada para que una bala ocasione una fractura craneal es de 67 m/s, muy lejos de nuestros 22.17 m/s.
Pero, ¿no acababas de decirme que no pasa nada?
Bueno, no pasa nada si la bala es disparada con una trayectoria perfectamente perpendicular al suelo.
A la mínima que el cañón está un poco desviado respecto a la vertical, la bala adquiere velocidad horizontal. Me explico.
Dependiendo del ángulo del disparo, la bala describirá una parábola más o menos cerrada. Hemos tratado un disparo vertical, donde toda la energía de la bala se disipa hacia arriba. Pero, en la realidad, los disparos completamente verticales son un fenómeno impensable.
Cualquier bala disparada por un ser humano tendrá cierto ángulo con respecto al suelo. Cuanto más cerrado sea ese ángulo, más se parecerá la trayectoria de la bala a una línea recta horizontal. Con ángulos muy abiertos, la trayectoria tenderá a parecerse cada vez más a un disparo vertical.
La diferencia entre los dos casos, es la cantidad de energía que se transfiere en cada dirección. Mientras traza una parábola, un proyectil va agotando su velocidad vertical a medida que asciende, hasta que la pierde por completo al llegar al punto de máxima altura. En ese momento empieza a caer, pero quien la acelera hacia abajo es la fuerza de gravedad de terrestre, hasta alcanzar la velocidad terminal.
La velocidad horizontal es otra historia. Restando los efectos del rozamiento contra el aire, que a esta escala son despreciables, la velocidad horizontal se mantiene más o menos constante durante toda la trayectoria, así que, en teoría, una bala al caer sí que podría matar a una persona si es disparada en el ángulo correcto.
Es decir, que pese a que la velocidad terminal sea relativamente baja, una bala puede desplazarse horizontalmente mucho más rápido mientras cae.
Según el mismo informe de antes, una bala desplazándose a 200 pies por segundo (unos 67 m/s) es capaz de ocasionar una fractura de cráneo e incluso penetrar en el cerebro, pero el daño será mínimo si impacta contra cualquier otra parte del cuerpo, debido al efecto amortiguador del tejido muscular. Para velocidades de 600 pies por segundo (200 m/s), una bala puede ocasionar graves lesiones, independientemente de dónde impacte.
El factor que determina la velocidad horizontal es el ángulo con el que disparamos. Para ángulos muy abiertos respecto al suelo, la parábola será muy cerrada y casi toda la energía terminará disipándose en el eje vertical, por lo que la bala tendrá una velocidad horizontal muy baja y será prácticamente inofensiva.
Conociendo la velocidad inicial de 330 m/s, definiendo 67 m/s como la velocidad mínima para resultar herido y 200 m/s para recibir un daño considerable o morir, podemos deducir finalmente la letalidad de una bala en función del ángulo de disparo.
Pregunta:
¿si se tiene en cuenta el rozamiento con el aire para el cálculo de la velocidad terminal, también se ha tenido en cuenta en la trayectoria de subida para ver que altura alcanza la bala?.
Respuesta:
No, no se ha tenido en cuenta. Debería haberlo señalado.
La razón es que a esas velocidades y con un área de contacto tan pequeña, teniendo además en cuenta la baja densidad del aire (que encima se vuelve menos denso a medida que la bala asciende), el rozamiento con el aire se puede despreciar.
Al fin y al cabo, lo que queremos calcular es la velocidad terminal que alcanza la bala al caer, de modo que no es relevante incluir la resistencia del aire para obtener una altura máxima un poco diferente. Al final la bala siempre caerá desde una posición de reposo (velocidad 0) y en unos pocos metros habrá alcanzado la velocidad terminal.

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